Jorge Navarro – Aguascalientes, México
“Yo vengo de un barrio popular en Aguascalientes, de esos donde el dinero apenas alcanza para lo básico. Antes de venir a Canadá, trabajaba de albañil por mi cuenta. A veces había trabajo, a veces no. Lo más difícil era ver a mi hija preguntar si íbamos a tener cena y saber que no siempre podía decir que sí. A veces, tenía que decidir entre comprar gas o pagar la luz. Vivíamos al día, literal.
Cuando escuché de Northwork Immigration pensé que era otra promesa más, de esas que se oyen mucho y no llevan a nada. Pero me animé a llenar el formulario. Me llamaron, me explicaron todo, me apoyaron con cada documento, y cuando me llegó la oferta para trabajar en jardinería en Alberta, no lo podía creer.
Llegar aquí no fue fácil. El idioma me daba miedo, y el frío ni se diga. Pero desde el primer día, me sentí respetado. El trabajo es pesado, sí, pero me pagan bien, tengo equipo, descansos, y cada hora que trabajo se ve reflejada en mi cuenta. Ya no me preocupo si va a alcanzar para comer. Ahora mando dinero cada semana, mis hijos están en escuela, y hasta arreglamos el techo de la casa. Por primera vez en años, respiro tranquilo.
A veces salgo a caminar entre árboles que ni sabía que existían. Pienso en todo lo que pasé y me digo: ‘valió la pena’. No fue suerte, fue decisión.”